Llegamos a la ciudad -gastronómica por excelencia- con la idea de hacer ruta de pintxos. Arzak, Akelarre y Kokotxa, laureados con estrellas Michelín se quedan para otra ocasión.
Nos iniciamos con la ruta de la PARTE VIEJA, donde a los locales tradicionales de pintxos, se le han ido uniendo otros más recientes con grandes aportaciones, siendo lo más destacable los pintxos calientes, de cuchillo y tenedor, que han ido desplazando paulatinamente a los montaditos de la rodaja de pan.
- Astelena (Plaza de la Constitución, 1) en el que siendo su buque insignia el Foie Gras a la plancha o el Solomillo, nos lanzamos a por las manitas de cerdo con foie -memorables- y unos chipirones a la plancha.
- Tamboril (C/ Pescadería, 2) donde hay que probar sus famosos Txampis.
- A Fuego Negro (C/ 31 de Agosto, 31), local menos convencional y algo rompedor, en el que hay que degustar su hamburguesita de kobe y el Bacalao encarbonado con pepitas de pimiento. Las Black Rabas que nos recomendaron, estupendas.
- Atari (C/ Mayor 18), donde tomamos un huevo a baja temperatura y unas deliciosas croquetas de bacalao, en su agradable terraza, frente a la iglesia de Santa María, siendo por otro lado uno de los locales de pinchos más agradables y cómodos de la zona.
- La Cuchara de San Telmo (C/ 31 de Agosto, 28), uno de nuestros preferidos, donde deberemos probar el foie de la Cuchara (salteado con compota de manzana), el pulpo de roca salteado con hojas de berza y su risotto de idiazábal.
- Gandarias (C/ 31 de Agosto, 25), pincho de solomillo, aunque la brocheta de riñón también nos encantó. Aparte de la barra, dispone de restaurante, así que si queréis degustar un estupendo chuletón no lo dudéis. Doy fe de ello.
- Zeruko (C/ Pescadería, 10) local que ofrece los pintxos, con una gran creatividad, siendo quizás de los más sofisticados. Ahí comimos el bacalao al sarmiento de romero y el canelón de Pedro Ximénez con paté de hongos y canónigos.
- Txepetxa (C/ Pescadería, 5), para degustar los pinchos de anchoa.
- Bar Néstor (C/ Pescadería, 11), donde nos quedamos sin probar su emblemática tortilla de patatas, servida a las 13.00 y 20.00 h, por encontrarse cerrado por vacaciones.
- Bernardo Etxea (C/ Del Puerto, 7), en el que elegimos la tortilla de bacalao. Lástima de no poder degustar los pescados a la parrilla que se divisan desde la barra, cocinados por el propio Bernardo.
No sólo de la Parte Vieja viven los pintxos, pues en el BARRIO DE GROS existen locales menos frecuentados, pero que han cambiado sustancialmente el panorama de los pintxos en la ciudad. Ahí van unas nuestras propuestas:
- Andra Mari (C/ Zabaleta, 24): sin duda, uno de los que se merecen un gran reconocimiento. La oreja de cerdo especiada -quizás el pintxo que más nos gustó e impresionó de todos los bares- y las kokotxas.
- Mil Catas (C/ Zabaleta, 55), donde elegimos la piruleta de queso de cabra -de delicado sabor- y las carrilleras al vino tinto.
- Bodega Donostiarra (C/ de Peña y Goñi, 13), local de estética agradable, en el que una humilde ensalada de tomate, la tortilla y la emblemática gilda hicieron nuestras delicias.
- Hidalgo 56 (Pº de Colón, 15), en el que su pintxo Volcán de morcilla, manzana y pasas se ha convertido en todo un clásico.
- El Lagar (C/ Zabaleta, 55), con opciones tan sugerentes como el lomo de bacalao confitado con su piperrada y el Kubo de morcilla con sus cosas, y el huevo con patatas y hongos.
Y si después de tantos pintxos y paseos, os queda un hueco para tomar un buen desayuno, no dejéis de visitar la cafetería Fogoso Goxuak (en la hermosa Plaza Guipúzcoa), con una estupenda variedad de dulces y bollería.
Adiós Donosti. "On egin" a los que vayáis.
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